lunes, 16 de diciembre de 2013

El libro que revela las declaraciones de Pinochet a la justicia

Sunday, October 07, 2007

El libro que revela las declaraciones de Pinochet a la justicia


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El Mercurio. Domingo 7 de octubre de 2007

Qué dijo el fallecido general en sus cuatro interrogatorios por el caso Riggs:
El libro que revela las declaraciones de Pinochet a la justicia

Sergio Espinosa V.

Primero fue Sergio Muñoz. Luego siguió Carlos Cerda. Los dos magistrados encargados de investigar las cuentas secretas del ex militar conversaron durante horas con el principal imputado por los US$ 26 millones descubiertos a su nombre en más de 100 cuentas en el extranjero. Contradicciones, olvidos, pero también algunas confirmaciones constan en las actas oficiales de esos encuentros reunidos en el sumario, abierto a las partes desde noviembre de 2005, pero que por primera vez se conocen públicamente en las 400 páginas del libro "Pinochet, el gran comisionista", del periodista Benedicto Castillo. El texto, editado por Mare Nostrum y que aparecerá la próxima semana en librerías, contiene además detalles desconocidos de un expediente que suma más de 360 mil páginas con testimonios y declaraciones de militares y civiles, peritajes contables y auditorías financieras, fotografías probatorias y cientos de correos electrónicos.



SERGIO ESPINOSA V.

Primer interrogatorio: el cara a cara Muñoz-Pinochet

El ministro Sergio Muñoz venía preparando desde fines de julio el primer interrogatorio que le haría a Augusto Pinochet, para lo cual concordó con el abogado Pablo Rodríguez la fecha más adecuada. La noche del jueves 5 de agosto, se encontró finalmente con el anciano militar, con quien mantendría una conversación serena, donde ambos aprovecharon de sondearse mutuamente.


El libro lo recoge así: "Cuando los relojes marcaban las 19:20 horas llegó hasta la residencia de calle Los Flamencos 3796, en La Dehesa, a bordo de un automóvil policial, en compañía de Gloria Jácome, secretaria ad hoc, y del comisario Luis Fuentes, de la Fuerza de Tareas de Investigaciones Reservadas".


"Guiado por el jefe de seguridad, Muñoz encontró al final del amplio living a su objetivo, sentado y vistiendo tenida sport con zapatillas blancas. Se aproximó y le saludó de mano y él se disculpó por no pararse, 'pues le costaba mucho'".

Al comenzar -según consta en fojas 172.915 a 172.919- Muñoz le aclaró que en las distintas solicitudes de desafuero en su contra él había estado siempre por concederlas, pero que eso no era incompatible con el buen trato que da a quienes interroga. Pinochet lo miró fijamente y le dijo que le parecía muy bien que se trataran "con claridad y respeto, cumpliendo cada uno sus funciones".

El juez le preguntó por su salud:

-No escucho muy bien, tomo muchos medicamentos y me duele la cabeza, por lo que me atiende permanentemente un enfermero -respondió.

-Pero compensan todos estos males las atenciones de la familia y especialmente el cariño de los nietos -apuntó, con tono conciliador, el magistrado.

-Los nietos son una alegría cuando llegan y también cuando se van -ironizó el múltiple abuelo.

"De inmediato, Muñoz entró a lo que venía. Dejó de lado el juramento formal, pero advirtió que 'tenía la calidad de inculpado'. Y sin mediar pregunta, el interrogado se definió como 'honrado' y ahorrativo desde muy joven, ordenado en los gastos y con una libreta de ahorros en el Banco del Estado por muchos años, 'para lo que pueda suceder en el futuro'.

"Sin pausa, relató su estadía en Ecuador, donde cumplió una misión institucional que le reportó dos sueldos adicionales: uno en dólares y otro en sucres", que invirtió al regresar a Chile. Asimismo, aseguró que sólo vivió de su sueldo de militar y nunca empleó en su favor los dineros que le proporcionaban como gastos reservados, los que juntaba y destinó "a la construcción de casas para los agregados militares en el extranjero".


Recordó que como Presidente acopió dinero en el país y en el exterior, cuyos primeros depósitos los hizo "en el Banco Espirito Santo (sic), acumulando una suma relevante, la que nunca reveló para impedir "alguna medida de un juez de una jurisdicción extranjera" y que tras el viaje a Chile de ejecutivos del Banco Riggs "sólo abrí una cuenta no más", manejada por esos ejecutivos sin que él tuviera mayor participación.


Según el libro, Pinochet recordó que estando detenido en Londres le hicieron "muchas erogaciones, cuantiosas algunas", depositadas en una cuenta a su nombre, pero que ignoraba los montos y el destino de ellas, como tampoco sabía cuánto había ahorrado. "El juez le expresó que tiene 'un buen amigo que ha procurado invertir bien su dinero, Óscar Aitken', a lo que señaló 'no recordarlo'. Sorprendente, pues se había contactado con él 20 días atrás para salvar las platas descubiertas en el Riggs", dice el texto.

El único sobresalto de Pinochet vendría por un error cometido por Muñoz. "Le hizo ver 'que ha logrado reunir una suma importante de dinero' (...) que ascendía a unos 'ocho millones de pesos'. Pinochet se alteró y con voz sonora exclamó: ¡¡¡¡Qué!!! Entonces, el juez se corrigió: 'Fue un lapsus, son ocho millones de dólares', ante lo cual soltó una aprobación de alivio: ¡¡¡Ahhhhhhh!!!".

Pinochet mostró dificultad para recordar hechos recientes y detalles pasados, confundiendo fechas de eventos, por lo que se excusó de precisar el origen de los dineros acumulados en depósitos en el extranjero. Con todo, el juez dejó constancia, a fojas 14.174, que el general se presentaba "lúcido, con uso apropiado del lenguaje, recordando hechos en general, no en detalle, hace referencia a sucesos pasados y recientes".

Segundo interrogatorio: Cerda entra en escena

A comienzos de noviembre, el ministro Carlos Cerda, nombrado en reemplazo de Muñoz luego que éste dejara la causa tras ser ascendido a la Corte Suprema, se aprestaba a iniciar el primero de los cuatro interrogatorios que le haría a Augusto Pinochet hasta su muerte.

"Los relojes marcaban las 10:15 del martes 8, cuando el ministro de fuero se constituyó en la mansión del desaforado capitán general, en La Dehesa. Tras sortear la bienvenida del personal de seguridad, el oficial jefe lo internó hasta el living elegido, donde lo esperaba junto a su abogado Pablo Rodríguez.

-¿Por qué se ha puesto en una situación que obliga a venir a interrogarlo, porque ha hecho algunas "diabluritas"?- le preguntó el ministro.

-Soy una persona respetable, toda mi vida me he comportado honradamente y como acabé con el comunismo me hacen estas cosas -respondió Pinochet.


-¿Tiene conciencia de haber evadido impuestos? -le consultó el juez.

-Tengo la memoria muy mala, yo nunca evadí impuestos. Cuando tocaba hacer declaración de impuestos, me preparaban los papeles. Yo en realidad no intervenía, yo firmaba.

Respecto de los pasaportes a su nombre, algunos falsos, sostuvo que en su condición de Presidente "me dijeron que para mi seguridad me iban a dar algunos pasaportes", pero que no los usó ni recordaba qué pasó con ellos.

Junto con precisar que no tuvo más de "cinco o cuatro", dijo no recordar los nombres que constaban en ellos. Consultado respecto de la posible falsedad en la declaración jurada de bienes que hizo el 17 de octubre de 1989, en la que se le imputa haber ocultado algunos, Pinochet insistió que "toda mi vida he sido un hombre correcto y ahorrativo, yo buscaba formas de incrementar mi patrimonio, escribía libros, redactaba artículos para revistas cuyos nombres no recuerdo, pero me pagaban dinero, mi sueldo entero lo metía al banco a fin de transformarlo en dólares y enviarlo a EE.UU.".

PINOCHET SE CONTRADICE

Respecto de las declaraciones de impuestos a la renta, algunas de las cuales le fueron exhibidas y que comprendían entre 1976 y 2004, reconoció algunas firmas, pero luego relativizó su autenticidad, "porque algunos las hacen igual".

-¿Quién se las confeccionaba?

-En la Presidencia había abogados, a los que tampoco siempre conocí. Yo reunía los antecedentes y las secretarias y contadores hacían las declaraciones.

El ministro le explicó entonces que esas declaraciones no incluían todas las rentas provenientes de sus capitales e inversiones en Chile y el exterior. Y como señaló anteriormente que él reunía los antecedentes, le preguntó por esas omisiones.

-Yo no reunía los antecedentes, había una plana mayor en la Presidencia que se encargaba de ello y entregaba las informaciones a secretarias y contadores.

-¿Controlaba o revisaba esa tarea?

-Cuando ocupé la Presidencia no tenía tiempo para nada y debía tener confianza en lo que hacían mis subalternos.

LOS PASAPORTES FALSOS

-¿Acepta haber utilizado para abrir estas cuentas el pasaporte (...) extendido a nombre de Augusto Ugarte? ¿Por qué las abrió bajo esos nombres?

-No sé por qué pudo ser, era por la amenaza permanente, porque Garzón no paraba buscando cuentas.

-Esta cuenta data de 1990 y, en cambio, la intervención de la justicia española a la que hace referencia, es de 1998.

-(Pinochet se apresuró a hacer un gesto negativo con la mano derecha, para sostener): "No creo yo que Garzón haya sido después", se dirige a Pablo Rodríguez, que se encuentra a su lado, para preguntarle "¿cuándo estuve preso yo?", a lo que éste le contestó "en 1998".

CUENTAS A SUS SECRETARIOS

Consultado si había abierto cuentas en el Riggs Bank de Miami a nombre de sus secretarios privados José Miguel Latorre, Gabriel Vergara, Juan Mac-Lean y Eugenio Castillo, en su mayoría respondió que no se acordaba, agregando que eran secretarios que manejaban platas de la Presidencia "para pagar cuentas, comprar remedios o bien algún encargo".

-¿Y la cuenta abierta en el Riggs Bank Londres a nombre de Augusto Pinochet?

-Reconozco esta cuenta porque alguna gente me depositaba aquí en Chile cuando estaba detenido allá, porque estaba sin un centavo.

Cerda dejó constancia que lo vio "sereno, ameno (...) en paz interior, muy seguro y a este juez le da la impresión que, incluso, con ánimo de colaborar".

A las 10 de la mañana del jueves 10 de noviembre, prosiguió el interrogatorio, centrado en las cuentas bancarias que poseía en el Citibank de Nueva York, en Bahamas y Miami bajo distintos nombres, los que dijo no recordar, como tampoco reconoció su firma en los documentos que se le exhibieron.

Al insistirle Cerda, Pinochet argumentó que "son tantos años que me llevan pegando, que ya se me ha olvidado todo porque la memoria me está fallando (...) el otro día reconozco que estuvo aquí, pero no sé qué hablamos. Es un papel muy doloroso (...) parece que no quisiera, magistrado, entregarle todo lo que pudiera, pero no tengo nada, no me acuerdo nada de nada, porque se me olvida".

REGALOS Y ESTAFAS

Cuando le consultó sobre sus distintas propiedades, adquiridas a nombre de Belview Internacional S.A -un departamento en Iquique; el fundo Rupumeica en Valdivia, y los departamentos en Kennedy y Bartolomé de Las Casas, en Vitacura- dijo desconocer la existencia del fundo y sostuvo que podrían haber sido regalos que le hacían. "Muchas veces me hacían regalos, me donaban o hacían cualquier ofrenda, pero yo no he firmado ningún papel de eso", comentó.

-¿La Hacienda "Los Boldos" fue de su propiedad?

-Yo tenía la parcela Las Arañas, no me acuerdo si la vendí entre el 75 y 80 (...) Firmé como recibida una cantidad de dinero, recibí un premio en dinero... ahora me doy cuenta de que fue estafa, parece estafa, pero yo no tengo nada que ver ahí. Con la plata esa me ofrecieron una parcela. Me costó $22 millones (...) no es mía, es de todos mis hijos.

Cerda le preguntó por qué compró y luego vendió la hacienda Los Boldos a la sociedad Belview S.A., de la cual era dueño, en lugar de adquirirla a su nombre. Contestó que no entendía la materia, que "la manejó (...) creo que Aitken".

Tercer interrogatorio: el juez presiona

La mañana del martes 15 de ese mismo mes, Cerda concurrió por tercera vez al hogar de los Pinochet. Partió inquiriéndole detalles sobre la obtención, confección y utilización de los pasaportes empleados por él en la apertura de sus cuentas.

Al no recordar los pasaportes que le exhibía, dijo que eran sus secretarios personales quienes se encargaban de esos trámites: "Magistrado, toda la gente que estaba a mi alrededor era responsable, a veces no pedían ni la firma, me daban facilidades".

SUS PROPIEDADES

Pinochet justificó como "un olvido" el haber omitido uno de los dos inmuebles de calle Los Flamencos y otro en San José de Maipo, correspondiente a El Melocotón, en la declaración jurada de bienes de octubre de 1989.

Y sobre el dinero que declaró -US$457.672, mucho menor al que poseía-, contestó que "esa cantidad de dólares era la que tenía ahí, al contado, al frente del notario y, además, un montón de monedas, billetes", sin recordar dónde había efectuado la declaración.

-¿Quiere decir que no sabía a la época de la declaración jurada de bienes que tenía esos dineros en el extranjero?

-Sí sabía, tengo que haber sabido no más... pero no estoy seguro (...) sabía que tenía plata afuera, de eso sí me acuerdo, pero no las cantidades, me mandaban las cartolas tarde, mal y nunca.

Al terminar, quedó registrado que el interrogado se había mostrado sereno y con claridad de juicio durante el interrogatorio, entre las 10.10 y 11.50 horas.

Cuarto interrogatorio: preguntas difíciles

A las 10:20 de la mañana del jueves 17, se inició el cuarto y último interrogatorio al longevo capitán general en esta causa, en un salón de su misma casa y en presencia del abogado Pablo Rodríguez.

COMISIONES Y VIÁTICOS

Cerda le preguntó si podía respaldar con documentos los montos de las comisiones de servicio en viajes que realizó al extranjero entre 1974 y 1997. Pinochet le contestó que "no me acuerdo, los dineros se ponían a disposición de alguien, no me acuerdo quién los recibía para pagar gastos de reuniones, comidas, regalos".

-¿Puede precisar el destino de tales regalos?

-Para los del otro lado (...) ¡puchas que es difícil la pregunta!

-¿Esos dineros eran para usted o para su comitiva?

-Para mí.

-¿Y rendía cuenta de esos dineros?

-No, no había rendición de gastos.

-¿Y usted qué hacía con el saldo no gastado, en caso de existir?

-Si era poco, ahí quedaba.

-¿Y si era una cantidad considerable?

-Quedaba para la persona...(pasan varios segundos y rectifica), quedaba para el comando.

LAS CUENTAS EN EL RIGGS

Cerda le mostró documentos -que ordenó agregar a fojas 5.209 y fojas 5.210- y le preguntó: "¿Admite que en el Banco de Chile (...) fueron tomados cheques a nombre de Daniel López?", a lo que el aludido contestó con un "puede ser".

-¿Por qué se abrió una cuenta en el Riggs Bank Miami a nombre de "(John) Long" con dineros de la Casa Militar?

-Primera vez que escucho de esto... al parecer eso puede haber pasado o me han dicho algo, pero no me acuerdo... cuando estábamos amoblando la nueva Moneda, compramos unos muebles en el extranjero, no me acuerdo dónde ni a quién (...) ahí se tiene que haber abierto una cuenta y ahí tiene que haberlos comprado este caballero, no me acuerdo.

El juez le inquirió si usó esos dineros, a nombre de Jorge Ballerino, para transferirlos a su hijo Augusto.

-De esta operación no me acuerdo bien, lo que me acuerdo bien es que a Ballerino (...) le sacaron el tumor que era grande, andaba con dolor de cabeza y hablaba muchas cosas que eran falsas... yo quiero mucho a Ballerino, por eso es que me acuerdo de él... traté de llevarlo con los fondos reservados a EE.UU. y lo llevé.

Al concluir el interrogatorio, Cerda consignó que Pinochet tuvo "un comportamiento normal, una lucidez que no genera en el tribunal inquietudes en cuanto a que no entienda lo que se le preguntaba".

CONFESIONES AL JUEZ: Los descargos del clan Pinochet

Entre el 6 y el 9 de agosto de 2005, todo el clan Pinochet Hiriart desfiló ante el entonces ministro de fuero Sergio Muñoz.

Lucía Hiriart: Fue la primera interrogada, el viernes 6, para informar sobre cómo el matrimonio adquirió su patrimonio y presentó hechos para avalar su estrategia del ahorro. "Mi marido era muy ahorrativo, ordenado y se inscribió para comprar por medio de Capredena la propiedad ubicada en la calle Ortúzar, Ñuñoa", dijo respecto de la primera casa que compraron.

Luego, mencionó la ayuda de sus padres -que tenían buena situación-, que les significó "un ahorro y una tranquilidad en lo económico". Junto con los ingresos producto de la misión en Ecuador, resaltó el acierto de su marido de pedir siempre vivir en el norte chileno. Así estuvieron en Arica, Iquique y Antofagasta, donde ahorraron bonos adicionales.

Cuando su marido asumió el poder, no supo de ahorros o inversiones que hubiera efectuado. "No gastábamos mucho, pues el Ejército proveía la casa, los empleados. Debíamos pagar los colegios de los dos niños que estaban con nosotros: Marco Antonio y Jacqueline". Y reconoció haber tenido una cuenta en el Banco de Chile con dineros que él le daba "para gastos personales". Añadió que hizo separación de bienes, el año 1999, porque pensó que el juicio que había contra su marido "podía afectar negativamente su patrimonio".

Dejó constancia de que en algún momento firmó documentos sobre una cuenta bipersonal, si bien "no supe en qué banco, pero me imaginé que podía haber sido en el extranjero". Negó tener conocimiento de otros bienes, inversiones dentro o fuera de Chile, y aseguró que para ella "fue una sorpresa esto que se dice de las cuentas en el extranjero".

"Nunca vi a personas de algún banco que vinieran a entrevistarse con mi marido, tampoco vi que le llegaran cheques o documentos de bancos de afuera. Tampoco supe de depósitos que él haya podido hacer con cheques que le pudieron haber llegado", remató.

Antes de finalizar su declaración, con tono de confidencia le dijo a Muñoz que Pinochet era "muy cerrado" con ella en este tipo de cosas: "Yo ni siquiera sabía cuánto ganaba él, porque no me preocupaba de esas cosas. Si es que mi marido hizo inversiones, fueron totalmente desconocidas para mí".

Sin embargo, el ministro acreditaría que cuando el asesor Óscar Aitken renunció a su condición de tal, Lucía Hiriart le hizo llegar el 14 de enero de 2005 una carta donde le expresaba su pesar y consideración por los problemas que enfrentaba "como consecuencia de los encargos profesionales que mi cónyuge y quien suscribe le encomendáramos (...) en relación con la representación jurídica de ciertas sociedades extranjeras y sus bienes".

Augusto Pinochet Hiriart: El hijo mayor atribuyó a las donaciones de empresarios cubanos y a las recaudaciones de la Fundación Pinochet la existencia de altas sumas en poder de su padre.

Lucía Pinochet: Dijo haber sabido en Londres de una cuenta en el Riggs. "Escuchaba hablar de ese banco, no sé a quién, pero alguien debía ir al banco a hacer trámites. Ello no me pareció raro o sospechoso. También oí hablar de donaciones, pero no sé más de ello. A mis padres les respeto sus cosas y no me inmiscuyo en sus temas personales".

María Verónica Pinochet: Fue la más lacónica: "Respecto a la situación financiera de mis padres no tengo antecedente alguno, jamás he tratado con ellos o he estado preocupada de su situación económica; yo, por otra parte, jamás he necesitado el apoyo económico de mis padres. Dijo que mientras Pinochet estuvo en Londres "supe que alguien había hecho aportes para ayudar a solventar los gastos de los abogados. La forma de vida de mis padres, a mi juicio, es más bien modesta".

Marco Antonio Pinochet: Admitió saber "que mi padre tenía una cuenta en el extranjero, que él manejaba personalmente, pero no podría decir si era en Luxemburgo o en Suiza. No sabía de las cuentas que mis padres tenían en el Banco Riggs, y menos de esos montos (...) No supe de otras inversiones que mi padre tuviera en el extranjero. Desde que fue comandante en jefe del Ejército manejaba gastos reservados".

Jacqueline Pinochet: "Mis padres nos incentivaban a ahorrar, éste era un hábito que él tenía. Nunca vi a personas del Banco Riggs o de otra institución. Una vez vino un señor Taiman (sic), quien me ofreció abrir una cuenta fuera de Chile, pero yo no tenía interés ni dinero para hacerlo. Mi padre siempre tuvo de secretaria a doña Mónica Ananías. Yo recurría a ella cuando tenía alguna dificultad de dinero y ella trataba de contactar a mi padre para solucionar el asunto".

COLETAZOS DE UN FALLO POLÉMICO: La guerra judicial que viene

"Malversación de caudales públicos" fue la figura que usó el juez Carlos Cerda para procesar a los familiares y colaboradores cercanos de Augusto Pinochet. La acusación es por US$20.199.753,03, cuyo origen "no encuentra una justificación razonable".

"Todo hace presumir que (el origen del dinero) se encuentra en los fondos de los gastos reservados asignados a la Presidencia de la República, a la Casa Militar y a la Comandancia en Jefe del Ejército de Chile", sostiene un extracto de la sentencia de Cerda, quien al día siguiente de darla a conocer viajó a recibir un premio a Estados Unidos por perseguir delitos contra los derechos humanos, precisamente durante el régimen de Pinochet. El galardón consistió en una medalla de oro y $88 millones.

Los fundamentos jurídicos del fallo de Cerda -quien fue premiado por la Fundación Gruber al día siguiente de emitir la sentencia- generaron inmediata reacción en el mundo penal: los más cuestionados fueron el punto en que señala que el destino de los gastos reservados puede configurar el delito de malversación de caudales públicos; el hecho que los acusados jamás hubieran declarado en calidad de imputados, y el hecho que particulares, como los integrantes de la familia Pinochet, sean considerados autores del delito de malversación de caudales públicos sin haber trabajado nunca en el aparato estatal.

Esas dudas precisamente son las que usará la defensa de los acusados en la Corte de Apelaciones y en la Suprema para impugnar el fallo. Planean demostrar que Cerda violó garantías constitucionales en el dictamen y que su fallo contiene "absurdos jurídicos".

También pedirán una sanción especial contra el magistrado, pues resolvió apenas una semana después de haber retomado el caso, pese a que estuvo un año completo desvinculado de él.

De hecho, hasta el cierre de esta edición los abogados defensores ya habían presentado recursos de amparo ante la Corte de Apelaciones, para lograr la libertad condicional de los detenidos, mientras Lucía Hiriart de Pinochet permanecía en el Hospital Militar, adonde llegó por un alza de presión tras conocer el fallo; Augusto y Marco Antonio estaban presos en el Complejo Penitenciario Santiago 1 y las tres hijas mujeres del ex general, Verónica, Jacqueline y Lucía, recluidas en el CPF.

En tanto, el abogado Ambrosio Rodríguez permaneció detenido en el Hospital de la UC por un síndrome coronario.

El resto de los colaboradores presos quedó retenido en el regimiento de policía militar de Peñalolén. Entre ellos, Guillermo Garín, Jorge Ballerino y la secretaria personal de Pinochet, Mónica Ananías. Mientras, al cierre de esta edición el asesor financiero de ex Gobernante, Óscar Aitken, tenía paradero desconocido.

LAS DEFINICIONES DEL GENERAL (R): "Mis hijos son leprosos como yo"

Daniel López: "Sí, utilicé la identidad de Daniel López... pero en Estados Unidos, que no es pecado".

John Long: "Ese nombre me suena... alguien cerca de mí, pero no me acuerdo quién".

Carol Thompson: "No me acuerdo bien la cara, la Carol era funcionaria (del banco Riggs) creo, no me acuerdo".

Patricio Madariaga: "Es hermano de la Mónica, pero relaciones con él no he tenido y no sé si fue cónsul en California".

Óscar Aitken: "Es un alumno mío, le tengo gran cariño y confianza".

Lucía Hiriart: "Han culpado a mi mujer, no sé de qué, sin embargo, yo puedo decir que yo respondo por mi mujer; nos casamos hace 63 años, tuvimos cinco hijos, y nos queremos tanto ahora como entonces. Le han achacado cuestiones mías, no sé quién; la declararon reo".

Sus hijos: "Son leprosos como yo... nadie los quiere recibir... en el exterior digo yo... no le dan trabajo a mi hijo Augusto, prácticamente lo tienen viviendo de limosna (...) mi hija Jacqueline, mi hija Verónica, yo y mi mujer".

Caso Riggs: "Me han preguntado por todo, me achacan robos, me han vejado, yo me he quedado callado por mi país, porque no quiero perjudicarlo más, y he aceptado todo por mi país".

Cuentas ocultas: "Publicaron en todos los diarios del mundo el número de cuentas que yo tenía, entonces mis cercanos ocultaban las cosas, porque si no iban a arrebatarlas. El gobierno norteamericano se metió en todas partes para excusar el ataque este de las torres".

Cuentas ocultas II: "Cuando me amenazaron que me iban a quitar los bienes, el señor Garzón, de España, y Joan Garcés, preguntaron a todos los bancos si yo tenía plata y decidí tener el dinero en varios bancos, para trasladar las platas en un momento dado, ante la presión de ellos".

Lealtades: "Cuando uno está así, que lo van a investigar, arrancan todos, nadie se acuerda de uno, es como cuando se va a hundir un buque los ratones arrancan primero".

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